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Legado Sinfónico: Tarja Turunen & Marko Hietala encantaron Costa Rica

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Hay conciertos que se anuncian como únicos, y luego están los que realmente dejan huella. La noche del 3 de junio de 2025, el Palacio de los Deportes en Heredia se convirtió definitivamente en uno que la dejó, un encuentro que pocos se atrevían a imaginar posible: Tarja Turunen y Marko Hietala, dos figuras esenciales en la historia del metal sinfónico, el alma y espíritu de una de las mejores formaciones que tuvo Nightwish en su mejor momento, reunidos sobre un mismo escenario. Acompañados por la Orquesta Universal, ofrecieron un espectáculo de casi dos horas que combinó técnica, emoción y una narrativa musical poderosa que traspasó generaciones y lleno de nostalgia a todos los asistentes.

Fotografía: Daniela Espinoza Noguera

La jornada arrancó con fuerza gracias a Madzilla, que, lejos de limitarse al rol de teloneros, supieron aprovechar el escenario al máximo. Con un sonido fuerte, lograron captar la atención de un público que, aunque claramente estaba ahí por la atracción principal, los recibió con respeto y entusiasmo. Una demostración de que el metal latinoamericano sigue produciendo propuestas de calidad.

El inicio de la noche sinfónica

Puntual, a las 8:00 pm, las luces se atenuaron por segunda vez, los músicos de la Orquesta Universal tomaron su lugar iniciando una intro instrumental que puso la piel de gallina a más de uno. La orquesta no solo fue un lujo sonoro, sino un elemento fundamental del espectáculo, y que queda demostrado la calidad de integrantes que forma esta orquesta y que logró dar profundidad al show.

Entonces apareció Tarja. Con porte majestuoso y una sonrisa genuina,Turunen fue recibida con una ovación ensordecedora. Desde el primer momento, demostró que sigue siendo una de las voces más imponentes del género. Eye of the Storm, In for a Kill y Undertaker sirvieron como carta de presentación para un primer bloque donde la voz majestuosa de Tarja se elevó sobre la base sinfónica de la Orquesta que fue imponente. El contraste entre su poderosa voz y la fuerza de los arreglos sinfónicos fue sencillamente magistral.

Entre canciones, se mostró cercana y agradecida, hablando con soltura en español, esto debido a que vivió muchos años en Argentina, conectando con la audiencia de forma cálida y directa. En Sing for Me y Deliverance se pudo ver su lado más emocional, con interpretaciones cargadas de sensibilidad. Victim of Ritual cerró este primer bloque con fuerza, preparando algo grande estaba por venir y que miles esperaban.

Una reunión soñada

Marko Hietala subió al escenario. El reencuentro que muchos llevaban años esperando se hizo realidad, y entre aplausos y gritos. Con un set acústico compartido entre ambos, interpretaron temas como The Crying Moon, Feel for You y Eagle Eye. Fue un momento íntimo y mágico, donde la complicidad entre ambos artistas se hizo evidente. Sus voces, tan distintas y a la vez tan complementarias, nos recordaron por qué marcaron una era en la historia de Nightwish.

La emoción alcanzó su punto más alto con Higher Than Hope, una interpretación que dejó sin aliento a buena parte del público. Muchos la corearon , sabiendo que estaban presenciando algo irrepetible y soñado. Luego Marko tomó protagonismo con Left on Mars, y poco después volvieron al frente juntos con un clásico de Nightwish, Slaying the Dreamer.

A partir de ahí, el concierto entró en su fase más emocionante: Silent Masquerade, Wishmaster, Dead Promises y I Walk Alone desataron la locura en Heredia. El Palacio vibraba, no solo por el volumen, sino por la conexión emocional entre escenario y público.

El clímax llegó con una demoledora Wish I Had an Angel, probablemente el tema más emblemático con el que podemos relacionar a Marko y Tarja, sin duda la canción más esperada de la noche, ya que fue coreada por la mayoría de asistentes. El cierre, con Until My Last Breath, fue un suspiro largo y sentido, una despedida que se sintió como un abrazo colectivo.

Más que una reunión o un simple concierto, lo vivido en Heredia fue una demostración artística, una muestra de que Tarja y Marko no solo siguen vigentes, sino que han sabido evolucionar sin traicionar su esencia. Su química en escena, sigue intacta a pesar de los años, que emocionó tanto a quienes los siguen desde sus días en Nightwish como a nuevas generaciones que descubren su legado.

Desde Crónica Rock, agradecemos a Black Line Productions por la invitación y extendemos nuestras felicitaciones por apostar por este tipo de espectáculos sinfónicos de alto nivel. En tiempos donde arriesgar es poco común, traer propuestas de esta magnitud es digno de reconocimiento. Ojalá este sea solo el inicio de más noches que unan la potencia del metal con la elegancia de lo sinfónico.

Costa Rica fue testigo de un momento histórico. Porque hay noches que no se repiten, pero se recuerdan para siempre. Esta fue una de ellas.

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